Llama la atención que en el desierto, a extremas temperaturas, dónde el cuerpo pierde líquido a velocidades de vértigo, un té caliente pueda saciar la sed. El cuerpo es sabio y ante elevadas temperaturas reacciona estimulando la eliminación de toxinas en forma de sudor para poder mantener un equilibrio térmico. El sudor no deja de ser agua y pronto nuestro organismo nos pide rehidratarnos. En estas circunstancias todos mataríamos por un vaso de agua fresquita, sin embargo ésta sería tan rápidamente asorbida que apenas recuperaríamos lo perdido y seguiríamos teniendo sed.
Los habitantes del desierto lo saben y también que retendremos mejor un vaso de agua templada que uno de agua helada.
Pero el té es además parte de un ritual de comunicación, es una cuestión social, de acogimiento, de hospitalidad. El té moruno, también llamado "Whisky marroquí" por su color (y mucho más saludable) precisa de un ritual de elaboración, no es agua caliente y té verde sin más, al que se añade un poco de hierbabuena y mucho azúcar.
El té como algunas cosas en la vida, hay que dejarlas reposar, tomar distancia y verlo caer desde arriba, desde la tetera bien alta. Un dependiente me explicó en una ocasión que se hace para que la espuma quede arriba y no beberse la arena del desierto.
Tomarelté , la tienda de San Felipe Neri es un lugar acogedor dónde entrar y echar un vistazo a su variedad de tes, allí puedes comprar desde el tradicional te verde moruno, a tés especiados, adelgazantes, depurativos o el preciado té azul.
Caminando por Mayor a mano derecha se esconde mucho más que una tienda de té. Productos cosméticos, inciensos, aceites esenciales, una mesita, tazas, teteras, shishas, miel e infinidad de aderezos.
La primera vez que entré en esta tienda tuve la sensación de haber hecho un auténtico hallazgo había pasado mil veces por allí de camino a la plaza mayor o para dirigirme al callejón de San Ginés sin pasar por la frecuentada Arenal.
Mi primera adquisición fue una cremita de argán a la que estoy enganchada desde que unas amigas y compañeras de danza me trajeron un botecito de una fábrica de argán en Marruecos.
También me llevé otra cremita de noche antiedad, muy nutritiva, sin parabenos y con un montón de cosas ricas: aceite de argán, Karité, ideal para las que hemos perdido hidratación en la piel y despertamos con la cara tirante y deshidratada, aceite de hueso de albaricoque (par dar tono y revitalizar la piel de manera natural), pepita de uva (un hidratante natural rico en ácidos grasos) y vitamina E (antioxidante que destruye los radicales libres) y por último un toque de aceite de soja (rico en aminoácidos, vitaminas B, E, C y en minerales). Vamos una auténtica bomba de nutrición en tarrito pequeño y que cunde mucho no, muchísimo.
Ambas cremitas maravillosas y a buen precio. Por supuesto, también salí de allí con 100 gramitos de té, un detallito y una sonrisa.
La peculiaridad de esta tienda es el amor que le ponen a las cosas, la mujer apenas tiene tiempo para alimentar su página de facebook y su web pero ahí va poquito a poco, constante y sin prisa, añadiendo su propio toquecito en cada cosa que hace, poniendo cositas en promoción, contándote las propiedades más interesantes de algún té o infusión o hablándote de los principios de la osteopatía e incluso dándote la receta de cómo preparar un buen té moruno acompañado de bagrir, una mezcla de sémola, harina, levadura, agua caliente y sal que se calienta en la sarten y de aspecto muy parecido a los crepes pero más poroso y que puede acompañarse de miel, chocolate, queso o mermeladas.
No soy de esas personas que les vuelva locas el entrar a una tienda y que le fría un dependiente, todo lo contrario, quiero mirar, buscar y si me interesa algo comprarlo, es cierto que en tiendas pequeñas la atención a la fuerza ha de ser diferente, pero este lugar es tan acogedor, tan apetecible que puedes y debes, entrar, mirar, charlas amigablemente, descubrir, sin agobios y sin prisas porque todos sabemos o hemos oído decir alguna vez que "Prisa mata".
Y recuerda !Feliz danza!
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