Hace apenas un año tuve la oportunidad de comenzar a practicar Yoga. Las contracturas de la jornada laboral me traían de cabeza. Acabé llenando mi semana de actividades y entre las clases de danza y las de yoga llegaba al fin de semana agotada. Con el tiempo, mis contracturas comenzaron a relajarse. Algunos ejercicios me resultaban sencillos porque gracias a la danza tenía cierta flexibilidad adquirida en caderas, tronco, brazos que otros no tienen. La danza oriental es un deporte que pone en movimiento músculos y articulaciones que habitualmente no mueves en otros deportes.
El Yoga es una disciplina milenaria, algo más que posturas (asanas) y que respiración, es un camino, una filosofía que cada uno decide emprender. El día que hicimos la postura que recuerda tanto a la grulla de Karate Kid, y que acaba en el árbol me di cuenta del buen equilibrio que la danza oriental me ha hecho desarrollar. Esa y otras posturas me resultaban más fáciles que a la mayoría. Cierto es que hay otras a las que aún no llego pero vas adquiriendo flexibilidad con el tiempo y tu cuerpo se acostumbra a que eso no te hará daño y cada día avanzas un poquito más, como en danza ¿Cuántas veces has pensado que sería imposible hacer el Shohair Shaki o el hagallah y has acabado haciéndolo con una sonrisa de satisfacción por el logro conseguido? En eso, el Yoga y la danza se parecen.
Pero ¿y el Yoga qué le ha aportado a mi danza? muchos de los estiramientos que hacemos para preparar el cuerpo y calentarlo para evitar lesiones proceden del Pilates o del Yoga, son estiramientos sencillos basados en la elongación de unos músculos y la compensación de otros. Posturas que calientan la articulación y la preparan. Posturas de Yoga. Otro de los beneficios que aporta el Yoga a la danza oriental es la respiración. Una profesora me hizo comprender que la danza oriental es también respiración, respirar el movimiento, tomar aire, soltar, acompasarlo a tu respiración y es entonces cuando notas esa comunión entre lo que tu cerebro ordena al cuerpo y lo que tu corazón siente que ha ejecutado bien, esa conjunción en la que sabes que los has hecho bien, en la que sientes el movimiento bien ejecutado. En el Yoga, la respiración acompaña al movimiento y también a la inacción, la perfección se alcanza respirando, con la concentración, con estar centrado en el momento presente en lo que estás haciendo y no en la infinita lista de problemas con la que entras a la sesión. En danza tu cabeza está en lo que está haciendo y basta un segundo para perder la concentración. En eso también tienen su punto de encuentro. Ambas disciplinas pueden aportarte grandes beneficios y son complementarias. Estirar al comienzo y al término de una sesión de danza y utilizar movimientos de Yoga para calentar los músculos implicados en el movimiento te ayudarán a evitar muchas lesiones.
Para practicar yoga necesitas voluntad, para practicar danza del vientre también. Para practicar ambos necesitas concentración, atención y dedicación. Así que ya sabes, práctica danza del vientre y compleméntala de otras disciplinas.
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